Kaltun vuelve a abrazar
Kaltun vuelve a abrazar
Hace un año durante una visita a Guadix para ver a Halili que es el hermano de mi niño Rageb conocí a Kaltum. Kaltum disfrutaba de sus vacaciones en paz en casa de Mª Ángeles. Ya que sus padres acogían a Halili quedamos en pasar el día todos juntos. Kaltum era una niña muy introvertida un puro nervio, me impresiono mucho ver las quemaduras que padecía y la poca movilidad que tenia a la hora de jugar con los otros niños. Por eso cuando esta mañana me encontrado con este articulo me he alegrado muchísimo. Que seria de esta niña si no fuera participado en el proyecto de “vacaciones en paz”, por todas estas cosas merece la pena seguir trabajando por y para los niños saharauis.
José David

Kaltum en Guadix foto j.d.
Una niña saharaui con graves quemaduras recupera la movilidad
El doctor Cavadas y la asociación Dar al Karama cambian la vida de la pequeña Kaltun, que tenía el brazo derecho inutilizado
EL CASO
Su DNI. Se llama Kaltun, tiene 8 años y vive en el campamento de refugiados de l'Aaiún.
Sus patologías. A los dos años sufrió graves quemaduras que le provocaron cicatrices en el brazo, pierna y axila derechos, así como en el tórax y en la espalda. Las cicatrices le causaron una retracción en la piel que, además de encorvarla, le impedía mover y levantar el brazo derecho.
Su tratamiento. El doctor Pedro Cavadas operó a Kaltun en julio. Eliminó la piel muerta que dificultaba la movilidad y la sustituyó por un injerto de piel sana del interior del muslo.
Su estancia en Alicante. Está acogida por la asociación Dar al Karama, que asiste a niños saharauis enfermos. Llegó a Alicante en noviembre del 2009 y deberá permanecer aproximadamente un año más.




Kaltun sonríe, corre por toda la casa, enseña orgullosa su mayor tesoro, una taza que le han regalado por su octavo cumpleaños. No para de hablar y posa ante la cámara, ilusionada, con los brazos bien en alto, como una pequeña bailarina. Tiene motivos para estar tan contenta ya que, hasta hace apenas un mes, no hubiera podido realizar este simple gesto. Ahora, gracias a una compleja intervención del doctor Pedro Cavadas, Kaltun ha recuperado sus alas, su movilidad y su libertad.
Nació en los campamentos saharauis de Tindouf, en concreto, en L'Aaiún. Un mal día, cuando tenía apenas dos años, el fuego dejó marcado su cuerpo con terribles quemaduras que le condicionaron la vida hasta que cayó en manos de la asociación Dar al Karama, que acoge a niños saharauis enfermos para ofrecerles un tratamiento que en el desierto argelino no pueden encontrar.
Tiene quemaduras en la espalda, el tórax y el brazo, axila y pierna derechos que, más allá de constituir un problema estético, le han ocasionado múltiples complicaciones en el crecimiento y, sobre todo, le habían dejado inutilizado el brazo derecho. Apenas podía moverlo o levantarlo dado que la piel había cicatrizado de forma que se lo impedía. Además, corría el riesgo de sufrir también problemas en el desarrollo de su pecho izquierdo y en otras partes de su musculatura y de su esqueleto, que se curvaban hacia ese lado.
En noviembre del 2009, Kaltun llegó junto con otros cuatro pequeños a Alicante. Detrás dejaba una intensa labor burocrática por parte de la Comisión de Evacuación de la República Arabe Saharaui Democrática, que pone en contacto a las familias de los pequeños con patologías graves y a Dar al Karama.
Una vez instalada en el hogar de la dignidad, (es lo que significa, en español, dar al karama), la asociación empezó a mover los hilos para lograr su recuperación. En un primer momento, se dirigieron al Hospital de Sant Joan, con el que Dar al Karama tiene firmado un convenio de cooperación. Desde allí, les derivaron a un especialista en el Hospital General de Alicante.
Sin embargo, las expectativas que les ofrecieron no fueron muy buenas. «Nos dijeron que era necesaria una intervención bastante agresiva y arriesgada, que podía dejarle secuelas», explica Luis García, tesorero de la asociación. El problema estribaba en evitar una arteria cercana a la superficie quemada que, en caso de resultar afectada, «podría incluso hacerle perder el brazo», añade García.
Con la firme intención de tratar de evitar este riesgo para la pequeña Kaltun, intentaron buscar otras opiniones médicas y así llegaron a las puertas del doctor Pedro Cavadas, destacado cirujano plástico especializado en la reconstrucción de tejidos, entre cuyos logros se encuentra el primer trasplante de cara de España.
La disposición con la que se encontraron en Valencia no pudo ser mejor: «Todo fueron facilidades desde el primer momento, estamos verdaderamente impresionados con la actitud y la entrega del doctor Cavadas y de todo su equipo», señala García.
De hecho, apenas transcurrió una semana desde que el doctor examinó a la niña por primera vez hasta la intervención que le ha cambiado la vida. Ésta se produjo el día 8 de julio y en ella Cavadas y su equipo lograron eliminar la piel sobrante del brazo de Kaltun sin dañar ningún otro tejido, órgano o arteria y le implantaron un injerto de su propia piel, obtenido de la parte interior del muslo derecho, que no estaba afectado.
La operación, realizada en el hospital Virgen del Consuelo, resultó un éxito y sólo fue necesaria otra pequeña intervención más para mejorar el injerto.
Transcurrido un mes y medio, Kaltun ha recuperado totalmente la movilidad del brazo. En estos momentos asiste a revisiones periódicas en la clínica del doctor Cavadas para que le realicen curas en la pierna de la que se le extrajo piel para el injerto.
Tanto la intervención como el tratamiento se realizan en centros privados, pero la asociación no ha tenido que pagar nada por ellos, una muestra más de la generosidad de Cavadas, que en estos momentos se encuentra en Kenia, donde practica intervenciones reconstructivas a través de su fundación.
Todo apunta a que Kaltun no sufrirá ninguna secuela, aunque todavía le queda camino por recorrer. «En estos momentos los médicos nos dicen que es importante que corrija su postura al andar, para que no le afecte al desarrollo y que tendrá que seguir un proceso de rehabilitación y de recuperación de la musculatura», indica García.
Es decir, que al menos le queda un año de estancia en Alicante, antes de volver totalmente recuperada a los campamentos, con su familia, que está feliz y muy agradecida por la recuperación de la niña.
A pesar de ser tan pequeña, se ha adaptado perfectamente a la casa de acogida y habla de forma fluida en español. Está escolarizada y no se separa de sus compañeros de la casa, Salek, de 6 años, y Mohamed, de 7. No obstante, echa de menos a su familia: «Estoy bien aquí», dice, pero al rato pregunta en voz baja si vendrán sus padres o cuándo podrá ir ella a los campamentos.
«Normalmente vienen los padres a verles, como el de Mohamed, que está aquí ahora, pero a veces es muy difícil por su situación económica o por burocracia», señala García, que apunta a que quizá sea Kaltun la que vaya a verles pronto con la asociación.
Ella sonríe de nuevo ante esta perspectiva y vuelve a abrir los brazos, esta vez para abrazar al pequeño Salek y jugar con él a los médicos, una profesión que parece que le atrae. Quizá quiera devolver algún día a otros todo lo que el doctor Cavadas ha hecho por ella.