una vida diferente

ALMERÍA                            SAID

Una vida diferente en 60 días

Soñar con ver el mar, con comer carne y pescado fresco y con tener una buena salud son ya realidades para los niños saharauis que pasan sus dos meses de verano en Almería

LA página más deplorable de la historia española contemporánea», como así lo han querido llamar muchos historiadores, tiene como personajes principales los abuelos de los niños saharauis que actualmente pasan sus dos meses de verano en España. Estos abuelos tuvieron que sufrir el injusto maltrato que recibieron por parte del pueblo español.

El Sáhara fue colonizada por los españoles y abandonada tras la ocupación de Marruecos. Ahora son estos niños, gracias a la asociación Amigos del Sáhara, los que colonizan los corazones de los españoles, pero ellos no tienen intención de abandonarlos. Son los embajadores del Sáhara. Niños a los que por causas del destino les ha tocado vivir 'condenados' en campamentos de refugiados al sur de Argelia.

Said

Said vive en Hamara, un campamento de Tindouf, con sus padres y sus siete hermanos. Desde el 21 de junio hasta el 21 agosto, Carmen y Félix, un matrimonio almeriense, son sus nuevos padres. Ambos conocieron el programa 'Vacaciones en Paz' a través de la televisión. Desde ese momento se involucraron en la causa sahariana hasta entrar a formar parte activa de la asociación. Said es el tercer hijo que acogen y aseguran que «es un experiencia inimaginable» además animan a todos los españoles a que acojan a estos niños en sus casas.

Es un crío tímido, de apariencia débil pero con una gran fuerza vital, es fuerte y agradecido con la oportunidad que le están dando. «Comparte todo lo que tiene y aprende rápido. En el parque ya se ha hecho sus amigos y ha aprendido rápidamente las reglas de los juegos»,cuenta Carmen.

Said es el segundo verano que pasa en España como recompensa a las buenas notas que ha sacado en su colegio. Aunque reconoce que tiene ganas de irse disfruta cada minuto de las cosas que allí no tiene. Carmen y Félix conocen de primera mano la estancia de los niños saharauis en nuestro país y aseguran que sólo el 0,5% de los chicos se quieren quedar.

Los niños saben de antemano que vienen a recibir ayuda médica, a alimentarse para sobrevivir los siguientes 9 meses en Tindouf, y a rehabilitarse.Vienen concienciados desde allí ya que en sus escuelas les preparan para venir a España, les cuentan cómo van a vivir, cómo es su cultura y qué es lo nuevo que van a ver. Una vez hecho esto desean volver con sus familiares y amigos del Sáhara.

Los abuelos de estos niños son los únicos que conocen el mar y esos recuerdos es lo poco que les queda para hacerse una pequeña idea de él. Félix cuenta que «vienen asustados porque en sus casas les dicen que 'el agua es la muerte', pero parece ser que al segundo baño ya se les ha olvidado y son los padres españoles los que casi tenemos que decir la misma frase para que tengan más cuidado».

Una de las cosas que más les llama la atención es el supermercado, «se sorprenden con la cantidad de productos que hay, con la fruta, con la carne, con el pescado, con las luces, con los altavoces y con el resto de cosas que nunca hubieran imaginado que existían».

Seguro médico

Said ha llegado sano a Almería, sólo ha tenido que ir al médico por parásitos en el estómago debido al mal estado del agua y de los alimentos que ingieren allí. Durante su estancia también irá al oftalmólogo, al dentista y al pediatra con la cartilla provisional de la Seguridad Social que les proporciona la asociación, gracias al acuerdo entre la Federación Andaluza de Asociaciones Solidarias con el Pueblo Saharaui y el Servicio Andaluz de Salud.

La atención sanitaria en Tindouf es muy mala. Carmen y Félix han ido a estos campos de refugiados y afirman que las condiciones de salud que tienen la mayoría de los habitantes son pésimas. «He visto sacar una muela con un flexo» narra Félix.

Uno de los principales objetivos del Programa 'Vacaciones en Paz' es cubrir todas estas carencias sanitarias para que los niños vuelvan a sus casa sanos y puedan afrontar otro año más de penurias.

Si hay problemas de salud graves, los niños permanecerán en España hasta que se recuperen. Félix y Carmen tuvieron a una niña de acogida que sufría parálisis física y psíquica y que permaneció con ellos un año. «Fue una situación difícil estuvo varios días en el hospital recuperándose y lo pasamos mal porque lo consideras casi como un hijo tuyo»recuerda Carmen.

La deshidratación es una de las enfermedades más comunes con las que llegan a España. El año pasado fue el que más niños deshidratados llegaron debido a las inundaciones que se produjeron en febrero. Este año los niños se han tenido que vacunar debido a un brote de hepatitis.

Vida en el sahara

«Cuando llegas allí experimentas las mismas sensaciones que los niños al llegar aquí», comenta la pareja. Carmen y Félix han tenido la oportunidad de viajar a los campamentos de refugiados de Tindouf y han comprobado la solidaridad que tienen entre ellos y con la gente ajena al pueblo. «Comparten todo lo que tienen, cuando llegan después de pasar los dos meses en España, en vez de quedarse con las cosas que sus padres de acogida les han comprado, las reparten entre todos».

El concepto de familia es distinto, allí los primos son considerados hermanos «se pasan largas temporadas con ellos, son una piña inseparable entre todos los miembros de la familia».

Gustos por España

Cuando aterriza en España un grupo de niños saharauis pronto «te das cuenta de quiénes la visitan por primera vez y quiénes ya ha venido» afirma Félix. Esto se observa en el momento de subir unas simples escaleras. Son chicos y chicas que están acostumbrados a andar en una superficie plana y el único escalón que tienen que subir es el de la camioneta, por eso al aterrizar en España no saben cómo mover las piernas para subir y bajar por la escalinata.

Los helados, el chocolate, los plátanos, los grifos, los interruptores, las bañeras, etc son las cosas preferidas por los niños. Cosas básicas para nosotros y cosas casi galácticas para estos niños que no conocen la electricidad.

A Said le encantan los plátanos pero lo que más le gusta es el mando de la televisión con el que se pasa hora y horas.

En definitiva, es una experiencia única tanto para los niños como para las familias que les acogen en sus hogares.

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